Diálogo con mi alma
(sábado, 24 de diciembre de 2005)
Te me fuiste llenando de imprecisas
nostalgias.
Te me fuiste cubriendo de una hiedra sombría
como las viejas tapias,
y yo no lo advertía.
¿Sabes? Ahora tengo la duda.
Quizá fui tan cobarde que te dejé perdida
en los verdes boscajes. O quizá quise verte
luchar contra la vida.
No lo sé. Pero fuiste llenándote de penas;
como si todas fueran sólo tuyas,
como si todas fuesen sólo mías.
Y mi voz ya no pudo cantar a tus oídos
las viejas melodías.
A la orilla de todos los caminos
hicimos alto y descansamos. Luego,
otra vez a vagar. Yo, indiferente.
Tú, con un nuevo dolor bajo los cielos.
Una luz se extinguió frente a mis ojos,
se deshojó una flor entre mis dedos,
y yo seguí de largo, inconmovible.
Tú, en cambio, te quedaste yerta,
y te sentí temblar como una hoja,
movida por el viento.
¿Por qué sufriste tú, si no tuviste
la culpa de mis íntimas tragedias?
Pobre alma mía taciturna y vieja,
te me has ido llenando de nostalgias
¡y estás toda vestida por la hiedra!
Es tarde ya para cantar de nuevo,
para mirar el sol y las estrellas...
¡Duerme un poco a la sombra y no te inquietes,
yo sufriré por ti, mientras tú sueñas!
Carmen Natalia
(San Pedro de Macorís, 1917 - Santo Domingo,
1976), 1943.
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